El monasterio
de Santa María la Real de Fitero tiene sus orígenes en el cenobio de Santa
María de Yerga. El rey Alfonso VII de León y Castilla (1126-1157) donó al monje
Durand el lugar de Niencebas en 1140; en este lugar se fundó un pequeño
monasterio, que no era del agrado del abad san Raimundo. Rodrigo de Cascante,
obispo de Calahorra, decidió en 1152 trasladar el monasterio a Castellón, luego
llamado Fitero, donde se levantó el nuevo monasterio de Santa María la Real.
De
la fachada de la iglesia del monasterio de Santa María la Real de Fitero
destaca su acceso en arco de medio punto con ocho arquivoltas abocinadas.
La
iglesia del monasterio de Santa María la Real de Fitero se levantó en estilo
románico de transición al gótico durante los siglos XII y XIII. En la primera
fase constructiva (último cuarto del siglo XII) se edificó la cabecera y se
inició el transepto. Durante la segunda fase constructiva (primera mitad del
siglo XIII) se erigió el resto del templo.
La
planta de la iglesia del monasterio de Santa María la Real de Fitero es de cruz
latina; el brazo largo presenta tres naves de seis tramos, siendo la central
doble de ancha que las laterales, transepto de tres tramos a cada lado del
crucero, en el lado norte se abren dos ábsides, y cabecera semicircular con
altar, deambulatorio, cuatro capillas absidiales y un tramo recto. Además,
cuenta con una capilla, que se prolonga más allá del transepto en el lado
norte, la sacristía, junto a la cabecera por su lado sur, y el claustro,
adosado al muro meridional de la iglesia.

La iglesia del monasterio de Santa María
la Real de Fitero es de cruz latina.
La fachada de la iglesia es de estilo
románico tardío. Cuenta con dos cuerpos horizontales separados por una moldura;
en el inferior se abre el acceso, de medio punto, con ocho arquivoltas
abocinadas, sobre cuatro jambas biseladas y cuatro columnas, que ofrecen
pedestal, fuste y capiteles decorados con motivos vegetales y zoomórficos; en
el cuerpo superior se abre un óculo. La fachada está amparada por contrafuertes
esquineros.
Vista
exterior de la cabecera de la iglesia del monasterio de Santa María la Real de
Fitero. Se distinguen los cuatro absidiolos y el transepto.
La
cabecera ofrece un gran desarrollo. Se cuentan cuatro absidiolos cabeceros y
dos en el lado norte del transepto; los muros absidiales y del transepto están
reforzados por contrafuertes y presentan vanos de medio punto aspillerados,
que, en el nivel inferior, descansan sobre una línea de imposta.
La
nave central se cubre en sus dos primeros tramos con bóvedas de crucería
estrellada y los cuatro siguientes con bóveda de crucería, reforzada con arcos
fajones apuntados, que descansan sobre columnas adosadas a los pilares; sobre
el primer tramo descansa el coro de la iglesia. Las naves laterales, el
transepto y el crucero se cubren con bóvedas de crucería, la capilla mayor con
bóveda gallonada y las absidiales con bóveda de horno.
El espacio que ocupa el altar mayor está
cubierto por una bóveda gallonada.
En
el lado norte, adosada al transepto, se abre la capilla de la Virgen de Barda,
del siglo XVIII, de planta rectangular de dos tramos, el primero cubierto con
una bóveda de cañón con lunetos y el segundo con cúpula y linterna.
Junto
a la cabecera, en el lado sur, se abre la sacristía, levantada durante los
siglos XVI y XVII, de planta rectangular, dividida en tres tramos, cubiertos
con bóveda de cañón con lunetos.
La
iglesia se ilumina a través del óculo de la fachada principal, los vanos
abiertos en los muros de las naves y de los absidiolos cabeceros y del
transepto.
Desde
la iglesia se accede al claustro a través de un arco de medio punto románico,
con dos arquivoltas sobre columnas con capiteles decorados con motivos
vegetales.
El
claustro actual del monasterio de Santa María la Real de Fitero se levantó
sobre el espacio que ocupaba el claustro románico. Consta de dos pisos y se
edificó en dos fases: la crujía baja se levantó durante el siglo XVI en estilo
plateresco y la superior a caballo de los siglos XVI y XVII en estilo
herreriano.

La
dovela central de la puerta de los Monjes está decorada con un crismón
trinitario.
El
piso bajo del claustro presenta arcos apuntados, que descansan en dobles
columnas y aparecen separados por contrafuertes. La galería aparece cubierta
con bóvedas estrelladas y de terceletes. La panda capitular cuenta nueve
tramos, las otras con seis. La decoración escultórica se concentra en los capiteles
de las columnas, ménsulas y claves de las bóvedas; los motivos decorativos son
antropomórficos, heráldicos, náuticos y zoomórficos. En el ángulo que forman
las pandas norte y este se abre la puerta de los Monjes, la más antigua del
monasterio, que comunica con la iglesia y que ofrece un crismón trinitario. En
los extremos de la panda capitular aparecen dos frisos: en uno se narra la
creación del mundo y la caída del hombre y en el otro la procesión habida con
motivo de la entrega de las reliquias del abad fray Martín de Egües en 1523 y
en la que se reconoce la figura del emperador Carlos V.
La
sala capitular se divide en nueve tramos cubiertos con bóvedas de crucería.
La
sala capitular se levantó a mediados del siglo XIII. Se accede desde el
claustro a través de un arco de medio punto abocinado con dos arquivoltas
aristadas, que descansan sobre columnas, que apoyan en pedestales; el acceso
aparece flanqueado por vanos de medio punto. La sala capitular es de planta
cuadrada dividida en nueve tramos por cuatro columnas centrales y ocho adosadas
a los muros; las centrales cuentan con pedestal y fuste liso. Los capiteles de
las columnas están decorados con motivos geométricos y vegetales. La sala
capitular aparece cubierta con bóvedas de crucería.
El
refectorio es de planta rectangular. Solo son originales los muros
perimetrales, el arranque de los arcos diafragma y algunas ventanas.
La
cocina es de planta cuadrada y solo son originales los muros perimetrales.
El
segundo piso del claustro presenta arcos de medio punto, tantos como los que se
cuentan en el nivel inferior. Siendo de estilo herreriano carece decoración.